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CUMPLEAÑOS DE MELISSA Y MELINDA CHUECOS


 




Los Chuecos en Venezuela


 

los chuecos 
de 
trujillo y merida

En la vieja ciudad Española de Lorca, en las entalladuras de los escudos de piedra que no mueren, está el origen de los que legítimamente llevan el apellido Chuecos en Venezuela, cuyo árbol genealógico es corpulento y frondoso. Pobres los más, ricos los menos.

 Los Chuecos venezolanos han sido hombres de pluma y de espada, por descender todos, pobres y ricos, de famosos letrados y guerreros españoles. Su reposado continente y su trato comedido, acreditaron siempre su procedencia nobiliaria, porque la herencia casi nunca falla.

El primer Chuecos que vino a Venezuela fue:   Don Juan Pedro Pérez de Chuecos y Gallego, cuya cuna se meció bajo los rayos del sol de Andalucía, en la ciudad de Fiñana, ya avanzado el siglo XVIII. Fueron sus padres Don Juan Pedro Pérez de Chuecos y Doña Josefa del Gallego, hermana del Presbítero Juan Nicasio del Gallego, Doña Josefa y el Presbítero Juan Nicasio venían a ser tíos, según nos han informado, del ilustre sacerdote, poeta y hombre público español Don Juan Nicasio Gallego, el purista y celebrado autor de la poesía Al Dos de Mayo.

Don Juan Pedro Pérez de Chuecos y Gallego se estableció en la ciudad de Trujillo, donde contrajo matrimonio con Doña Francisca de Paula Maldonado. Su familia residía por entonces en la ciudad de Sevilla, y en Abril de 1761, su tío, el Presbítero Juan Nicasio, le escribía así:

 

“Te encargo muchísimo mires tu alma, única prenda que debemos guardar. Consérvate siempre muy virtuoso, muy cortes con todos; evita las malas compañías, habla siempre la verdad y no te fíes de nadie. Escríbeme con frecuencia cuanto te ocurra en esos parajes, y puesto que piensas desposarte, elige esposa digna, aún más por virtudes que por linaje; empero te advierto no vayas a ridiculizar tu raza. Tu tía María Josefa no hace más que llorar por tu ausencia. Por correo anterior te mandé la partida de bautizo que me pides y el escudo de familia”


Este escudo, tal cual salió de Sevilla en 1761, lo han conservado los Chuecos de Trujillo, y de él se han tomado varias copias, entre otras, la que nosotros poseemos.

Del matrimonio de Don Juan Pedro con Doña Francisca de Paula, nació Don Juan Antonio Pérez de Chuecos y Maldonado, hijo único. Este Don Juan Antonio, ya venezolano.

Era tío carnal de Doña María Teresa Diega `D´Almacier, Duquesa de Sevilla, según consta de correspondencia auténtica, y en Junio de 1872, esta señora le escribía a Don Ramón Chuecos, descendiente de Don Juan Antonio: 

 

“Tú sabes que a nuestros abuelos los unían lazos fraternales, y que es imposible desoír la voz cariñosa de la sangre. Recuerda que en nuestro escudo hay bellas alegorías: El Olivo, símbolo de la firmeza y suavidad con que debemos gobernar; la Flor de Lis, el atractivo y decencia que nos debe caracterizar; el Pendón de Cruz Roja, símbolo de nuestra fe, piedad y temor de Dios. Con el auxilio divino vencieron nuestros antepasados a moros y árabes. El origen de nuestras riquezas y dominios ducales nos provinieron de grandes conquistas, lo cual simboliza la mano de la cual penden siete cráneos, victorias contra siete huestes moras, como lo explica la historia; y los siete talegos su estipulación. El Castillo coronado, nuestro alcázar y residencia. Estos son los más interesantes símbolos; los demás de lujo y de riqueza.

El origen de los apellidos Chuecos y Franco se halla claramente descrito en el libro titulado Nobiliario de España, por Pi Ferrer, quien se ilustró para escribir su obra en las Antigüedades y Blasones de la Ciudad de Lorca y en la Historia de Santa María del Real de las Huertas, por Fray Pedro Morote Pérez Chuecos, y también en el Libro Becerro, que se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid.

Dice Pi Ferrer: “Chuecos. Escudo número 1.315. La casa y solar de Chuecos es en la montaña, en la tierra de Burón de Arriba, de muy buenos hijos dalgos y caballeros, quienes por descender y venir de la casa de Bretaña, traen las armas de los Guzmanes, que son: Un escudo azul con dos calderas de oro taqueladas de gules y en las asas unas cabezas de sierpes con una orla alrededor del escudo con armiños de sable.

Chuecos. Escudo número 1.316. Dícese de un caballero fundador de la casa de Chuecos que, estando en servicio del Rey Don Ramiro de León, que hacía la guerra a los moros, un día antes de darse la batalla convidó el Rey, estando en el Real, a muchos caballeros, a los que, puestos en la mesa, entre otros platos, se les sirvió uno de peces; y el Rey, por donaire, les dijo que cuantos peces se comiese cada uno tantos moros debía matar al otro día; lo que oído por el señor de la casa de Chuecos, se comió del plato siete peces, a cuyo número no llegó otro alguno. En el siguiente día, en la batalla, se señaló este caballero matando siete moros, y con sus cabezas vino al Rey, quien, en vista de tan famosa hazaña, le dió por armas, añadidas a las antiguas, los siete peces de su color en campo azul y un brazo armado, que tiene atadas con una soga por los pescuezos siete cabezas de moros, corriendo la sangre en campo de sinople.

 Franco. Escudo número 1.318. Los de este apellido son naturales de Vizcaya, y en la provincia y en otras partes de estos reinos de Castilla son muy antiguos hijosdalgos. Traen por armas un escudo de oro y en él una cruz de gules floreteada como la de Calatrava, que son propias y antiguas de este linaje. Este escudo, con el de Pérez y sus apellidos, están hoy en la antigua familia de los Chuecos, conquistadores y pobladores de esta ciudad de Lorca, apellidándose Pérez Chuecos Franco los de este linaje; y todo lo dicho en ellos consta de certificación dada por Don Diego de Urbina, Rey de Armas del señor Rey Don Felipe II, en Madrid, a 26 de Agosto de 1586, a pedimento de Don Juan Pérez Chuecos Franco, natural y vecino de la ciudad de Lorca, la que pára en los herederos de Don Juan Quiñónez, Regidor Perpetuo de esta ciudad. Hoy es poseedor del vínculo antiguo de los de los Pérez Chuecos Don Pedro José Pérez Chuecos y Monzón, de los Reales Consejos. Tiene esta familia dos capillas muy antiguas: una en la iglesia parroquial de San Pedro, cuyo título es El Descendimiento de la Cruz, y otra en la del señor Santiago de esta ciudad de Lorca. Dedicada a la señora Santa Ana. En ambas se ve el escudo de las armas de los Pérez Chuecos Franco. De este linaje y familia fueron el General Don Andrés Pérez Chuecos Franco, de quien daré después más larga noticia, y Don Alfonso Pérez Chuecos Franco, Regidor Perpetuo de esta ciudad, en la que poblaron, del apellido Pérez, cuarenta y dos caballeros conquistadores, y del linaje de Chuecos, Don Domingo de Chuecos, Primer Cuadrillero, con otros nueve caballeros, que acompañaron al Príncipe Don Alfonso en la gloriosa conquista de esta ciudad de Lorca. En la Parroquia de Santa María se han conservado sus descendientes”.

Afectos como eran los Pérez de Chuecos a la causa de la independencia de Venezuela, y siendo su apellido de muchas campanillas españolas, le suprimieron el Pérez de y siguieron firmando sencillamente Chuecos. Pero en su corazón alentaba el cariño por la vieja madre gloriosa, por la que inspiró a Don Juan Vicente González y le hizo exclamar en su admirable Historia universal: “¡Cuantos recuerdos enlazados con el nombre poético de España!”

 Tomado de: Eduardo Picón Lares.

Trascrito por: Jesús Manuel Chuecos Rivero.

Mérida, 11 de Marzo de 2006.



Ascenso Busto al Pico Bolivar en 1951




Juan Felix Sanchez. Creador Popular.




Parque Beethoven. Curiosidades de Mérida




El PERRO NEVADO.




LAS CINCO AGUILAS BLANCAS




El Valle del Carmelo y la Hacienda la Victoria



Te invitamos a que leas una de las historias más fascinantes sobre la época Colonial Venezolana y publicada en el Boletín del Archivo General del Estado Mérida

 

Enclavada en el valle del Carmelo se encuentra “La Hacienda la Victoria” ubicada actualmente en el Municipio Pinto Salinas del Estado Bolivariano de Mérida, se vincula estrechamente con la historia colonial, como icono insigne de la Venezuela cafetalera de finales del siglo XIX, El declinar de la producción de cacao como eje de la economía nacional, da paso a la caficultura. por cuanto la producción y comercialización del café, no solo se realizaría en las áreas de cultivo creadas y organizadas en el periodo colonial, sino que por requerir la siembra del café de tierras ubicadas a una altura de 800 a 1500 msnm, originaria nuevas áreas de producción, en este sentido las tierras del valle del Carmelo resultan ser desde el punto de vista ecológico, adecuadas a implantar enclaves de cafeto, por lo que esta zona se convierte en el bastión cafetalero por excelencia del Estado Mérida. 

Lcdo. Carlos L. Chuecos R
DPP Archivo General del Estado Mérida  


 




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